miércoles, 16 de mayo de 2018

Batman: la LEGO película


Después del chorro de frescura que traía consigo la LEGO-película, me alegré al ver que iban a coger al mejor secundario de la película (Batman) y desarrollar una película sólo para él. Cuando empecé a ver los trailers (espectaculares), me tenían realmente comprado. No dudaba que iba a ir a verla. Y luego, pues no fui. Cosas que pasan, el tiempo es el que es y claro…

Una noche de estas de calor, un poquito amodorrado de casa, pues tocó arreglar el asunto.

¡Que alergía, que alboroto, otro perrito piloto! La película da lo que promete: un bombardeo de gags, chorradas y zaranganadas a costa de los personajes del universo DC, con estupideces, ingeniosidades y otras bastardadas. Hay espacio para humor y gags de todo tipo: parodias a las diferentes versiones, guiños a otras películas, diálogos afilados o ingeniosidades sin sentido. Se nota que es una película hecha con pasión, incluso dentro de su absurdez.

Al final lo de menos de la película es su argumento. Básicamente, Batman se ve obligado a aceptar a Robin (Reaggeman) muy a su pesar, mientras que el Joker libera a todos los malos de la zona fantasma debido a una crisis de personalidad porque Batman no le hace casito. A partir de ahí, se sucede un festival de colores, chorradas, carreritas y acrobacias. Que sí, que a la que te paras a pensar, el asunto no tiene nada de sentido (ninguno). Pero a su manera, mola. Y mucho.

Se trata de una película para niños de todas las edades. Los más pequeños disfrutarán con el bombardeo de colorines, mientras que los más talluditos podrán jugar a encontrar el mogollón de guiños a los comics, a las películas de Batman (las de Burton, de Schumacher, de Nolan), o a la propia serie de Adam West.

No para de vomitar chistes  en cadena. El ritmo es tan vertiginoso que si no es uno, es otro el que funciona, así que las risas están aseguradas. Apenas has podido disfrutar de la burrada que han soltado y ya te han tirado cuatro chistes más en los morros, lo que puede llegar a saturar. Han querido poner tanta cosa que el film queda sobrecargado, provocando que chistes no funcionen por culpa de pura saciedad. Pocas veces me he encontrado que una COMEDIA me haya dejado agotado mentalmente, con el cerebro frito por el exceso de información y brío.

El conjunto es un verdadero locurón. Cualquier concepto susceptible de ser construido por LEGOs puede aparecer en pantalla, por lo que es imposible predecir qué o quién demonios va a ser el siguiente en desfilar. Por ello, la película cuenta con un chorrón de apariciones estelares a modo de cameo miniaturil de lo más granado. Sauron o Voldemort son apenas un par de ejemplos de ello. Lo más curioso es que la película abraza con tanto entusiasmo el aroma del “todo vale” que ninguna de las incongruencias que se suceden incomodan lo más minimo. Al contrario, aumenta el nivel de molabilidad de todo el engendro.


Pero nada de este tinglado funcionaría si no fuera porque tenemos a Batman al frente de todo. El ladrón de escenas de la LEGO película es ahora el rey absoluto del festín. Se capta y ridiculiza los rasgos más característicos de las diversas encarnaciones del murciélago (solitario, ególatra, orgulloso…) para choteo del personal y vergüenza del chorrón de proyectos  del pasado, presente y futuro de la DC, además de incluir un fantastillón de referencias de la cultura friki. Cualquier cosa es posible y Batman es un gran pegamento.  

La animación es similar a la que vimos en LEGO película, muy diferente por tanto de la fluidez que acostumbramos  a ver en las propuestas de Pixar. En efecto, los personajes se mueven con brusquedad, de modo parecido al stop-motion, pero aprovechando el CGi para generar un universo lleno de lucecitas y colorines en el que todo es deconstruible a base de piezas de LEGO. Me consta que la estética super-deformed incomoda a más de uno, pero una vez estás acostumbrado, se puede ver sin problemas.

Además de la animación, muchos encontrarán problemas en un tratamiento tan chorra de los súpers, convertidos en puro motivo de choteo para niños (¡herejía!). De la misma manera, su endeblez argumental provoca que muchos gags sean intercambiables. Podríamos trasladar la película al universo Frozen de LEGO (Why not) y la película no cambiaría… mucho.

Tal como ocurría en LEGO película, no es más que un mega-anuncio de muñequitos de dos horas, pero me hace reír tanto que lo disfruto igual. Al final no es más que un extenuante (mucho) entretenimiento tan lleno de risas como de respeto por el material original. Quizás si se hubiera bajado el ritmo, permitiendo que durara 10-15 minutos más, sería menos agotadora, pero es disfrutable igualmente. ¿Os imagináis este engendro en imagen real? ¡Qué difícil sería y qué mal quedaría!

Irregular, sin apenas argumento y gags desiguales, pero que despiporre de Batman película, ¡oiga!

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.4


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