viernes, 21 de julio de 2017

Solo una gota de sangre (Carmen García Fresca)

La ventaja de haber ganado la cesta’13 (113 libros casi al azar) es que me permite/obliga a leer cosas a las que probablemente nunca me hubiera acercado. Es el caso de este libro, de una factura casi artesanal, probablemente autoeditado.

Título: Solo una gota de sangre
Autor: Carmen García Fresca

“Solo una gota de sangre” es la primera parte de la autobiografía de Carmen García Fresca (abuela de una amiga, por cierto). En él se nos cuentan las andanzas infantiles de una pequeña en los difíciles años de la posguerra, desde que van de aquí para allá (su padre tenía relaciones algo peregrinas con el bando perdedor) hasta que consiguen establecerse en una pequeña ciudad de Castilla.

Carmen explica su vida desde su punto de vista, en este caso el de una niña de 6 a 12 años de edad. Una época en la que no hay vencedores ni vencidos. Tampoco intenta mostrar un retrato realista de la época, es más bien una especie de compendio de pequeñas anécdotas y recuerdos de una infancia feliz en una época dura para muchos. No tiene una historia como tal, pues va dando saltitos de aquí para allá, picoteando mini-historias de 2-3 páginas con la trascendencia que tienen las pequeñas cosas para una niña de 10 años.

Me sorprendí enormemente al descubrir la ternura que me inspiraba este libro. No destaca por su imbricada prosa ni por tener un protagonista carismático, pero conectó a perfección con mis recuerdos de los veranos pasados en el pueblo sin nada más que hacer que dejar pasar el tiempo, esperando descubrir un nuevo rinconcito que no conociera o ver las aventuras que me deparaba el día. Era leerlo y tener la sensación de estar con mi abuelito cerca del fuego, explicando historias de cuando era pequeño y la vida más simple: Entrar en huertos ajenos para conseguir algo de fruta, las peleas para entrar en calor, las primeras amistades, las excuriones por el río, los profesores y sus abusos…

Evidentemente, Solo una gota de sangre no es un libro que se pueda leer con exigencias ni del que se pueda hacer una reseña del modo habitual. Más bien es un pequeño divertimento con el que enternecerse y recordar tiempos pasados con el toque melancólico que produce la nostalgia. Si habéis pasado vuestra infancia en pequeños pueblos (castellanos o no), o tenéis frescas las historias de vuestros mayores, seguro que consigue sacaros una lagrimita de cariño.

El libro acaba cuando la protagonista tiene 12 años de edad, momento en la que su familia se traslada a otra ciudad. La mudanza provoca un cambio radical en su vida, que se cuenta en la segunda parte de la historia “Años de una vida joven”, que también tengo por casa y se leerá en algún momento.


Carmen, muchas gracias por el buen rato que me ha hecho pasar tu libro. Y gracias Ana (la Rana) por pasármelo. 

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