viernes, 15 de julio de 2016

Smoke



Como cada mes, el DPM nos acerca a películas inusuales sobre las que normalmente no posaría mi atención. Este mes Isgoma nos propone una propuesta pequeña llena de historias fragmentadas con el toquecito entrañable que sólo sabe dar Paul Auster.

Respetadísimo escritor (de los que suenan cada año para el Nobel de literatura), Auster también realiza un trabajo mucho menos reconocido de escritura de guiones. Entre ellos, esta propuesta, que lleva a la gran pantalla un compendio de pequeños relatos publicados aquí y allá con los que echa un par de pinceladas sobre la vida de una serie de personajes que orbitan en torno a un estanco.

Por ello, el humo (Smoke) es al mismo tiempo un eje abstracto y literal de la historia. El tabaco sirve como detonante a un puñado de historias que se explican a través de ese humo que existe entre las personas y que nos impide comunicarnos y expresar lo que sentimos como desearíamos. Cada uno de los visitante de este pequeño estanco neoyorkino tiene sus pequeños problemas: Un escritor famoso se ha quedado sin inspiración para crear nuevas historias y necesita una nueva para Navidad, un chico algo confundido quiere encontrar a su padre biológico, una madre intenta sacar a su hija toxicómana del vicio y la perdición y, finalmente, conoceremos cómo el dueño del estanco consiguió su querida máquina fotográfica. 

Son historias del día a día, problemas de gente normal que fácilmente podemos reconocer en nuestras vidas, retratando con maestría a unos personajes que, aparentemente, no tienen nada en especial pero que, entre todos, construyen un entrañable retablo  de las maravillas donde podemos contemplar nuestra existencia. Auster sabe darle a cada diálogo y a cada escena la motivación necesaria como para tocar esa fibra interior para dejarnos una sonrisita tonta en los labios. Todo un prodigio de guión. 

Sin embargo, éste no se consigue aprovechar correctamente, al estar limitada por una actuaciones que no llegan al nivel exigido por el libreto y, sobretodo, una dirección demasiado anodina que falla en el ritmo y maneja los entreactos con torpeza, además de cometer un puñado de fallos de continuidad (esa prótesis, por Díos) que daña los ojos al espectador atento. 

Entonces, a la que la historia no llegue a fascinarte, se hace demasiado fácil salir de la película, desnivelando así la emoción que consiguen las mejores historias respecto a las demás. Destacaría especialmente el último capítulo, con una improbable historia de Navidad compuesta con uno de los más mágicos textos de Paul Auster.

Otra vez –y ya van unas cuantas- me encuentro con una propuesta muy irregular, mezclando deliciosos detalles de maestro que ya justifican un visionado con capítulos mejorables que se acercan peligrosamente al aburrimiento cuando no aparecen errores de bulto. Este slice-of-life es capaz de emocionar hasta lo más hondo a aquellos que se acerquen con la disposición adecuada… pero también de aburrir salvajemente al que no se vea conmovido por las pequeñas historias del día a día.  Su deficiente dirección y su anodino trabajo actoral empaña un guión al alcance de muy pocos.


Nota: 4
Nota filmaffinity: 7.7 (o.O!!)

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