domingo, 17 de abril de 2016

Zootrópolis



Si ya con Big Hero 6 parecía que Disney quería alejarse con sus clásicos, con su nueva propuesta, Zootrópolis, esta sensación se acentúa. Siguiendo claramente el modelo Pixar, se busca una película decididamente para niños pero que es consciente de que los pequeños saben pensar y los trata con respeto, además de tener más profundidad de la que parece a primera vista.


Zootropolis nos sumerge en un universo de animales antropomórficos. En la ciudad, a diferencia de las zonas salvajes, la relación presa/cazador ha desaparecido. De alguna manera han conseguido el raciocinio suficiente para convivir en paz –más o menos-, creando una urbe capaz de albergar a todo tipo de animales de todos los tamaños y gustos. Disney me sorprende cada vez más con su gusto por el detalle y el alarde de imaginación que está desplegando en sus últimas películas. La ciudad de Zootropolis bulle de vida, de un realismo imposible pero hecho real ante nuestros ojos. Si en Big Hero 6 quedábamos sorprendidos por la exótica mezcla del futurismo japonés con la tradición de San Francisco, la recreación de este Los Ángeles animalizado es de bandera. Entra por los ojos desde el primer momento. 

 El tráiler nos vendía la historia de superación de la adorable conejita Judy que quería ser la primera conejo-policía de la ciudad. Se la veía valiente y decidida a superar cualquier prejuicio y cualquier barrera a base de fuerza de voluntad. A primera vista parecía la típica película llena de buenismo con la que Disney despachaba casi todas sus propuestas de principios de siglo. Entré un poco obligado en la película, un poco con ganas de ponerme a despotricar a gusto de ella. Sin embargo, me ha sorprendido mucho. Zootropolis se muestra como una sociedad compleja, que machaca este aparente buenismo con crueldad y ahonda en las contradicciones que encierran muchas de sus actitudes. Por poner un ejemplo, la conversación por Skype con los padres (con los vecinos de fondo) es impagable y sorprendente en una película Disney (joé, como me ha conseguido llegar). 

Será porque lo he leído hace poco y lo tengo fresco, pero es una traslación de Blacksad a la edad actual. Han pasado 60 años en los EEUU antropomórficos de nuestro gato detective favorito y el resultado es éste. La sociedad ha avanzado, pero tal como nos ocurre a nosotros, los problemas se arrastran y se enconan. Hay más luz y puede ser más bonito, pero las mafias siguen “trabajando” y la vida, en el fondo, apenas vale nada.
 
La primera vez que veo que un antropomorfo se pone los auriculares en la oreja
El gran logro de Zootropolis estriba en saber convertir una buddy movie llena de humor en una trama seria donde se da pie a reflexiones sobre el buenismo, el bullying, el policorrectismo social o el sexismo sin dejar, por ello, de ser una película para niños. Quizás le cuesta un poco arrancar, pero una vez empieza la investigación, el mundo de colores brillantes de Disney se mezcla con las intrigas policiales de toda la vida y la profundidad aparece en esta suerte de actualización de ¿Quién engañó a Roger Rabbit?  Tal como dice la propia película: "La vida no es un eslogan de una pegatina, la vida es complicada"
 
También me encanta comprobar cómo se abandona el espectro del “bueno pusilánime” que abundaba en las películas Disney antes de la llegada de Pixar. Judy es la buena, pero es “humana” y contradictoria. Tiene buenas intenciones y lucha por hacer las cosas correctamente, pero cuando se hace necesario, su ética pasa a ser más cuestionable: chantajes, amenazas, mentiras, corrupción, pactos con el padrino… Pero como es la buena, se le perdona. Lucha para derrumbar los prejuicios, pero no puede evitar tener los suyos propios (con el nudismo o contra los predadores),  remarcando la dificultad que entraña derribar estos muros.

La boda al inicio de "El Padrino" (más o menos)
Es un gusto comprobar como los guionistas se molestan en dar personalidad incluso a los secundarios, aprovechando los animales para recalcar sus rasgos. El alcalde es un león autoritario, mientras que su secretaria es una inofensiva ovejita. Idris Elba (Luther) es perfectamente reconocible como un búfalo de agua y comisario de Policia, siempre pensando en su gente; así como la gacela estrella de la canción (Shakira) y, sobretodo, los funcionarios de tráfico, uno de los gags más inesperados de la película.

Quizás lo sorprendente es la seriedad y la profundidad con que se llegan a tratar determinados temas sin por ello dejar de ser una buddy movie policial infantil. Además, se permite crear un mundo imaginativo y unos personajes llenos de carisma que dan vida a un guión la mar de ingenioso. Acaba de llegar y ya tenemos candidata al Oscar de su categoría para el año que viene. Disney ha jugado a ser Pixar y la ha salido bien. Me encanta que se tomen en serio estas cosas, así da gusto.

Nota: 7
Nota filmaffinity: 7.5

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