jueves, 29 de octubre de 2015

Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven (Albert Espinosa)



Libro 4 de la Cesta. No he leído nada de este hombre, pero tiene fama de pasteloso. No obstante, sus guiones tienden a gustarme… A ver sus libros.

Título: Si tu me dices ven, lo dejo todo… pero dime ven
Autor: Albert Espinosa

“Dani se dedica a buscar niños desaparecidos. En el mismo instante en que su pareja hace las maletas para abandonarle, recibe la llamada de teléfono de un padre que, desesperado, le pide ayuda. El caso le conducirá a Capri, lugar en que afloraran recuerdos de su niñez y de los dos personajes que marcaron su vida: el señor Martin y George. El reencuentro con el pasado llevará a Dani a reflexionar sobre su vida, sobre la historia de amor con su pareja y sobre las cosas que realmente importan.”

Y jo-der que libro más malo y cansino. No hay una historia. Al principio el narrador, que es un pelma lleno de autocompasión parece que quiere contarnos la desaparición de un niño, pero no, en realidad lo que quiere es darnos el peñazo sobre lo mal que lo ha pasado cuando rompió con su novia y lo mucho que aprendió de los dos hombres más importantes de su vida. 

El libro se situa en terreno pantanoso, a medio camino entre una novela y una colección de aforismos Coehlianos. Sus personajes son netamente insulsos. George y Martin son indistinguibles el uno del otro, más allá de ser unos “viejos sabios” y del protagonista acabamos por no saber nada aparte de que se aleja de la realidad con demasiada facilidad. Mortadelo y Filemón contiene más trascendencia y profundidad. ¿PERO QUÉ IMPORTA? ¡DEBES DAR UN GIRO A TU VIDA! 

La historia, una mera excusa para llenar páginas, consiste en una sucesión de flashbacks y muchos de “te voy a contar esto, pero primero voy a contarte esta otra cosa, pero mejor te lo acabo de contar luego”, interrumpiendo continuamente la narración y disculpándose por ello (o.o). Creo que empieza a contarnos porqué rompió con su pareja más de diez veces, añadiendo cada vez un detalle lacrimógeno más, para luego volver a la narración que había quedado olvidada.  Estoy seguro de que quitas los interludios innecesarios y el libro pierde ochenta páginas.

Por si fuera poco, la manera de escribir de Espinosa es pesada, con un abuso descaradísimo de los puntos suspensivos – que tampoco sabe usar correctamente-, y un tono de “mira lo mal que lo he pasado, créeme que mi dolor me ha hecho ver la verdad”. No obstante, se las ingenia para conseguir un parir un par de situaciones curiosas, con imágenes bien tiradas que te dejan pensando un poquito y todo. Un par, eh, no nos pasemos. Entre ellas el propio título, que es probablemente lo mejor de todo el libro, con un punto de ingenio que hay que valorárselo (aunque el hecho de que el título sea lo mejor del libro dice muy poco del contenido del mismo).

Y no hay nada más que añadir, es que no se le puede sacar nada más al libro, pero nada. Estoy seguro de que se podía haber explicado lo mismo en menos de la mitad de espacio y Espinosa no hace nada interesante el alargar la broma. 

No entiendo el éxito que ha tenido este libro. Ni historia, ni enseñanzas ni emoción… Por lo menos se lee en nada, que son 180 páginas de letra enorme y complejidad cero.

Nota: 2 (le iba a poner un 1 bien grande, pero las tres-cuatro ideas coherentes que logra hilvanar le suben “un poco” la nota).
Nota Goodreads: 3.39/5

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