domingo, 29 de junio de 2014

X-men: Días del futuro pasado

Los mutantes han vuelto. No es que se hubieran ido realmente, pero cuando uno se enfrenta a la adaptación de un cómic, siempre existe la duda: ¿Veré un Green Lantern o un Ironman? Por suerte para los fans, las adaptaciones de Brian Singer siempre han venido acompañadas de un respeto y un oficio que las convierten en plenamente disfrutables. Y ahora vienen con el presupuesto más abultado de su historia y adaptando una de las sagas más famosas. ¿Qué mejor?

La película empieza con mucha fuerza. Los primeros cinco minutos ya se habían filtrado y ya mostraban que se iba a lo grande. Buenos efectos especiales y una coreografía muy cuidada avisa de lo que está por venir: una excusa para mandar a Lobezno al pasado y conozca a los Xavier y Magneto de la primera generación para evitar un futuro apocalíptico. Desde la llegada a los bien ambientados años 70, un Lobezno aún sin adamantium tendrá que encontrar a los poderosos mutantes  y detener a Mística, impidiendo así la creación de unas criaturas aterradoras: los centinelas.

Si por algo destaca es por su equilibrio. Todo está bien orquestado para así ofrecer un gran espectáculo. Es imposible no destacar unos trabajados efectos especiales que Singer consigue poner al servicio de la historia, cosa inusual en una propuesta de estas características. Su historia, bien hilvanada, tiene la capacidad de satisfacer a todos los fans, dando a cada mutante su minuto de gloria.

Los protagonistas, entre los que sobresale un certero Michael Fassbender  como joven Magneto, hacen un buen papel. Ya no nos podemos separar con la idea de que Hugh Jackman ES Lobezno, Halle Berry ES Tormenta o Ian McKellan ES Magneto. Su actuaciones vienen ayudadas con un guión que les da cancha y nos ofrece los habituales chascarrillos de la saga y que contribuyen a relajar la tensión acumulada (casi todos en torno al hecho de que en los setenta, Lobezno no es metálico). Y siempre me ha caído bien Mercurio (que cabroncete).

No deja de manejarse en la eterna dicotomía entre la aceptación de los mutantes, sus diferencias y su papel en la sociedad, aderezado esta vez con la situación de la Primera Generación (un Magneto más brutal y un Xavier menos seguro de sí mismo), una promesa de un futuro apocalíptico y las reverberaciones de los viajes en el tiempo (que siempre mola). Entretenimiento es lo que se busca, y entretenimiento  lo que encontramos. Podemos discutir que quizás el malvado de la historia no es más que una excusa para juntar a Lobezno con la primera generación, pero el espectáculo mola con ganas. Da para dos horas que pasan en un suspiro y permite gozar con más aventuras de los carismáticos mutantes.

Acción bien llevada, toques de comedia y de intriga, buenos personajes y un par de paradojas temporales de las que sale bien librado. Es lo que tiene que tener un buen blockbuster y es lo que tiene esta película. X-men: Días del futuro pasado es todo lo que tiene que ser un film de superhéroes, que asume su condición de entretenimiento puro, pero atendiendo al desarrollo de sus personajes. Se agradece que desde todos los estamentos se intente más allá de ofrecer un engendro enlatado con etiquetas y entreguen productos concebidos para disfrutar dos horas sin menospreciar su propio material o a los espectadores que invertirán su dinero en ella.

Disfrutable, como debe ser.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 7.2

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