viernes, 11 de abril de 2014

Armas de Tanith (Dan Abnett)

Y llegamos al quinto libro de la saga de los Fantasmas de Tanith. Van sumando y bien!

Título: Armas de Tanith
Autor: Dan Abnett
Título original: The Guns of Tanith

“Las heréticas fuerzas del Caos se defienden con ferocidad en la Cruzada de los Mundos de Sabbat. Las fuerzas del Imperio, dispersas y con las líneas de suministro cortadas, se ven frenadas en seco. El coronel comisario Gaunt y los Primeros y únicos de Tanith deben reconquistar Fantine, un mundo rico en promethium, pero tan arrasado por la contaminación que el único modo de atacarlo es mediante un peligroso asalto aerotransportado que no se ha intentado nunca.”

Después de una decepcionante cuarta entrega, Abnett vuelve a mostrarnos a sus Fantasmas en plena forma. Quizás insatisfecho por el resultado de un libro más dramático, Abnett deja un poco a un lado las tramas complicadas y ofrece un puro espectáculo de acción muy bien trenzado.
La novela narra la campaña para recuperar Fantine, uno de los principales planetas productores de combustible del Sector y expulsar a las fuerzas de Sagatar Slaith, pero nosotros no vemos el escenario general (como sí pasaba en Los primeros de Tanith o en Necrópolis). Casi como si fueran tres relatos cortos que comparten conexto, somos partícipes del papel que toman los Fantasmas en la recuperación del planeta. Están hilvanadas con ese lenguaje ágil que tiene Abnett, que consigue que pases páginas a velocidad de vértigo.

La primera parte ocupa la toma de Cirenholm. La acción se sitúa in media res. Estamos en mitad de la lucha, aunque no sabemos bien porqué (se nos explica luego). La acción no descansa y los Fantasmas están en una situación apurada mientras afloran cada vez más las tensiones entre las dos facciones de los Fantasmas. La tensión se masca mientras la situación es cada vez más desesperada, pero su habilidad de infiltración les permitirá tener una posibilidad de salir con vida.

Una vez acabado el asedio a Cirenholm, el ejército se lame las heridas e intenta recuperarse para el siguiente asalto. Un brutal asesinato zarandeará la tranquilidad que todos desean. La aparente culpabilidad de uno de los Tanith más carismáticos forzará la intervención de Gaunt en el proceso. Con muchos detalles de la mejor novela judicial, Abnett nos narra el caso y cómo nuestro comisario favorito fuerza los mecanismos para liberar al soldado Caffran, aunque esto implique culpabilizar a un Verghast no tan carismático (Cuu). De fondo, se nos va dejando caer lo que será la conclusión del libro: una infiltración aérea en Ouranberg, la última ciudad en manos del Caos.

Y es justo esa la última parte. El número de personajes desciende drásticamente, pues sólo seguiremos a los participantes de esta misión, “olvidándose” un poco del resto. Los Fantasmas deben infiltrarse en Ouranberg para asesinar al Señor del Caos que comanda la ciudad. La historia se reduce al asalto aerotransportado, camuflados durante un bombardeo; y a la posterior penetración en la ciudad de los cuatro comandos, mostrando el temor que sacude las mentes de los soldados mientras superan todas las peripecias a las que se enfrentan en esta misión encubierta. Ésta es la mejor parte de toda la novela, pues Abnett consigue hacer cincuenta páginas de pura tensión y nervios que no te permiten dejar de leer en ningún momento.

Vuelve la acción adrenalítica a los Fantasmas. Abnett ha echado el resto por conseguir un libro absorbente y viciante. Fuera las sutilezas y las complicaciones. Acción pura y dura mientras se mantiene una trama de fondo que hile todo e ilustra las adversidades a las que se enfrentan los Fantasmas.

Después del derrumbe que sufrió en Guardia de Honor, el Comisario Gaunt se está recomponiendo. Dispuesto a no volver a fallar, se ha envuelto en un aura de rectitud y formalidad que lo vuelven distante y envarado. Esto le llevará a no prestar la atención adecuada al principal foco de tensión en los Fantasmas: al provenir de orígenes diferentes se producen muchos enfrentamientos y la actitud de Gaunt no ayuda a calmar los ánimos. Las pullas no dejan de aumentar y la posibilidad de un motín se hace cada vez más grande a cada momento.

Personajes históricos como Bragg o Corbec pierden protagonismo frente a nuevas incorporaciones como el salvaje Cuu¸ cuyo personaje sigue desarrollándose y adquiriendo cada vez tintes más desalmados y peligrosos. Todo un mal bicho que no deja de inquietar.

El Comisario Hark gana también importancia. Ha sido asignado a los Fantasmas, pero no deja de ser un comisario chapado a la antigua. Recto, inmisericorde y brutal, cuyo meridiano criterio entre el bien y el mal choca frontalmente con la particular forma de llevar la moral de Gaunt.

El Sargento Kolea sigue buscando un sentido a su vida mientras lucha con los Fantasmas. No acaba de digerir lo que ha ocurrido con sus hijos y está perdido. Y eso no es bueno cuando estás en medio de una guerra. A lo largo de toda la novela vamos viendo cómo evoluciona su desesperada situación y como Kolea busca una solución a sus extremos problemas.

Y luego, los comandos: Larkin, Varl, Mkoll, Milo… Los mejores de los mejores son los escogidos para llevar a cabo la misión y oye, molan un rato largo. Abnett les permite unas fardadas muy bien coreografiadas que hacen que cada pérdida duela en el alma. Abnett nunca ha tenido piedad con sus personajes y en este libro no se queda atrás. Hay pérdidas dolorosas.


La saga de los Fantasmas despega de nuevo. El bajón de la entrega anterior se supera con unas ingentes dosis de pura acción que a buen seguro gustará a todos los fans de la buena acción. Una de las mejores y más dolorosas novelas de toda la saga. Pura adrenalina y emoción.

Nota: 8
Nota anobii: 4/5

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