lunes, 17 de febrero de 2014

Indiana Jones y el Templo Maldito

Después del exitazo que había sido En busca del Arca Perdida, no iba a pasar mucho tiempo para ver una segunda parte de las aventuras de Indy. En vez de repetir esquemas, Spielberg mantiene al personaje principal y lo mete en una historia completamente diferente, distanciándose mucho de la primera parte. Esta película se aleja de la idea original del famoso arqueólogo, de su universidad y de todo lo que tiene que ver con su vida personal porque, en esta ocasión, Indy anda perdido en algún remoto lugar de Asia, acompañado de un niño amigo suyo y de una bailarina tiquismiquis.


Situada ANTES que En busca del Arca Perdida, la película se olvida de nazis, misiones y excavaciones. Más que un arqueólogo, parece que tenemos un James Bond metido a aventurero. La historia empieza con una aventura casi de espías de la que Indy sale airoso sólo para meterse en una más bestia, acabando en un poblado indio. Allí decidirá ayudar a los indígenas a recuperar a sus niños, secuestrados por un cruel maharajá bajo cuyo palacio se encuentra el Templo Maldito del título.

Spielberg se aleja bastante de las aventuras y el misticismo para meternos una película de acción muy bien coreografiada.  El inicio en Shanghai llenaría de orgullo a cualquier director de James Bond. A partir de allí, sorprende lo diferente que es de su predecesora. Aunque parece que todo sucede un poco demasiado “porque sí”, sigue manteniendo esas escenas marca de la casa.

ACTORES: Harrison Ford vuelve a bordar al hombre del Sombrero. Poco más se le puede pedir. Sabe incluso ser oscuro cuando es poseído por el mal (aunque es un gustazo cuando atiza a Tapón). La intrépida Marion es sustituida por la cursi Willie Scott, que no tiene otro honor que ser la mujer de Spielberg. Data se transforma en un mucho más repelente Tapón, al que da ganas de atizar durante la mitad de la película. Lástima de secundarios repelentes que le quitan química a la película.

DIRECTOR: A Spielberg se le da bien entretener a la par que contar historias y aquí lo demuestra una vez más. Pasadizos secretos, tiroteos en el Obi Wan, una mina escondida, sesos de mono en el menú y recuperar los ídolos que protegen a un poblado, poco más necesita Spielberg para volver a encandilarnos. No obstante, a pesar de un inicio brutal, la película tiene bastantes altibajos y pocas escenas míticas. Eso sí, las que hay, son grandiosas; las carreras de vagonetas, la pelea en el puente, el banquete o el trago de sangre son marca de la casa. Spielberg le da una vuelta de tuerca más oscura al personaje y hace una buena película de acción con uno de los mejores malos que he visto en una película “para toda la familia”.  Y es que, la verdad, acojona y mucho pensar en una turba de hindúes zombis liderados por un tío que se dedica a arrancar corazones del cuajo. Y el maldito niño príncipe con toda su calma pasando del tema. Comparado con la primera película, Spielberg y Lucas tienen más medios a su disposición y, vamos, se nota. Los efectos especiales y los escenarios están muy, pero que muy trabajados (Oscar incluido). John Williams pone la partitura, con grandísimas piezas que prácticamente no dejan de sonar en todo el metraje y se encarga de sostener buena parte del peso donde el argumento o la acción no son suficientes.  Especialmente destacables son el número musical del comienzo y la llamada "marcha de los esclavos", una música que acompaña a una de las mejores partes del film, que es la pelea en las minas.

GUIÓN: Chascarrillos, humor y una historia bien llevada. Jones está más desatado que nunca y se cree mucho más el papel de súper-héroe invulnerable seductor de damas.  No obstante, tiene ciertos problemas de ritmo –desde que bajan en barca hasta que encuentran el pasadizo, sobrevive a base de chistes, no de historia- y la misión, aparte ser “encontrada” en vez de “encomendada”, es algo más simplona y, claro, esto le quita gracia a la cosa. La película se aguanta (y muy bien) a base de acción y carisma, lo que le reduce calidad y provoca que sea la inferior de la saga.


Puntualicemos, puede ser la peor película de la saga en términos generales (y, de hecho, lo es), tal vez los decorados acaben siendo demasiado tétricos y oscuros, la violencia puede estar más presente, y el guión ser más simplón... pero, objetivamente, es imprescindible y mucho más que digna. Me resulta difícil creer que a alguien al que le gustó la primera parte no le guste esta.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 7.4
  

Los medios y la calidad de Spielberg en el despliegue fueron premiados con un merecido Oscar a “mejores efectos visuales”. El trabajo de John Williams se llevó una nominación, que no es poco. 

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