viernes, 18 de enero de 2013

Argo


Y mira que acabé viendo esta película de rebote. Que todas las sorpresas sean así de buenas por favor, vaya película más redonda y bien hilvanada.

La historia de “Argo” comienza con la toma de la Embajada Americana en Teherán a finales de 1979, cuando un grupo de estudiantes y militantes que exigían el retorno del shah para su judicialización en Irán (EEUU le había dado asilo) tomaron como rehenes a 52 estadounidenses, una situación que se extendería por más de un año. Ese día, seis trabajadores de la Embajada lograron escapar y encontraron asilo en la casa del embajador canadiense. La CIA, con la colaboración del gobierno canadiense, se puso en la tarea de idear una misión para extraer a los seis norteamericanos sin que fueran detenidos y ejecutados, y la idea que prevaleció es una muestra de que la realidad supera muchas veces a la ficción: con la colaboración de dos pesos pesados de Hollywood, los diplomáticos se harían pasar por el equipo de una película que buscaba locaciones para filmar en Irán, una copia barata de Star Wars que llevaría por título Argo.

El efecto documental usado durante todo el film es muy resultón y le añade un punto de tensión vibrante a este diferente thriller. No conozco la “historia real” en la que está basada, pero se agradece que los yanquis no sean presentados como buenos buenosos ni los iraníes como malos malosos.

ACTORES: Ben Affleck nunca ha sido un actor talentoso y aquí no se sale mucho de la norma. A pesar de protagonizar la película, tiene ante sí el papel más hermético e inexpresivo, por lo que no queda mal. Además, si estás rodeado de un buen elenco de secundarios -todos veteranos de muchas series de TV-, el resultado es de lo más resultón. Destaca especialmente el dueto entre el desternillante Alan Arkin y el siempre entrañable John Goodman como cínicos peces gordos de Hollywood.

DIRECTOR: A lo largo de su corta carrera como director, Affleck ha demostrado que sabe hacer películas sólidas. Ninguna ha sido especialmente maravillosa ni excelsa, pero se mueve en una notable corrección que ya quisieran muchos directores. En este caso, estamos ante la que es probablemente su mejor película. Consigue que te sientes en el sillón y que los 120 minutos pasen sin necesidad de mirar al reloj con esta mezcla de documental, suspense, thriller y crítica sociopolítica. Me recuerda mucho a la película que Spielberg quiso filmar con Munich y que no le acabó de quedar del todo bien. Aquí el resultado es mucho más redondo. Las escenas de revueltas transmiten una sensación de tensión y malestar muy bien logrados y toda la preparación del rescate está representada con un buen pulso y sin perder el ritmo. El final puede pecar de previsible, pero mantiene la tensión sin ningún problema. Sin alardes ni florituras, las labores de documentación, ambientación, localizaciones y puesta en escena son de lo más loables.
Los detalles autocomplacientes en los créditos para mostrarte la verosimilitud de los hechos huele un poco a ejercicio onanista, pero no deja de darle valor a la propuesta.

GUIÓN: El oscarizado guionista Affleck (este hombre hace todo bien, menos actuar) colabora en este guión lleno de matices, que contiene además un leve pero cínico repasito al mundillo de producción de películas de Hollywood. Los personajes gubernamentales están construidos con una fina asepsia bien conseguida, mientras que los “invitados” transmiten mucha humanidad -que creo que se podría haber aprovechado más-. Se agradece que casi toda la película esté dedicada a la preparación más que al rescate en sí. De esta manera podemos asistir a toda la minuciosa y realista preparación del despropósito de la operación. La historia está perfectamente contada, con todos los detalles bien puestos en los sitios donde tienen que estar y con la trama adecuadamente trenzada, con precisión académica. Los diálogos están muy bien encontrados, con muchos momentos que dicen más de lo que parece y unos cuantos picotazos a los estamentos oficiales dejados caer con cierta gracia.

En resumen, es una película con una trama muy bien elegida, por curiosa; con un plantel de secundarios estupendos; muy bien ambientada, lo poco que nos dejan ver (abre el plano, Ben!); con un sentido óptimo del ritmo, una pizquita de humor, y un efectivo suspense final, de lo más convencional, sí, pero también de lo más entretenido.

Podría estar mejor, pero está muy bien, Ben.

Nota: 8
Nota filmaffinity: 7.4

PD: Tiene muchos números para forrarse este año en las nominaciones a los Oscars, que ya parecen estar perfilándose.
PPD: Escribí la reseña antes de que se anunciasen, y resulta que se ha llevado 7 nominaciones de nada (Película, Actor de Reparto -Alan Arkin-, Guión adaptado, Montaje, Banda sonora, Sonido y Efectos sonoros). 

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