lunes, 3 de septiembre de 2012

El día de los tramposos


De vez en cuando es agradable visitar a los clásicos. Hoy toca una película carcelera con mucho humor y mala leche disfrazada de western.

Nos hallamos en Arizona a finales del XIX. Un forajido traza y realiza un plan perfecto para atracar a una familia acaudalada, traiciona a sus compañeros para no compartir el dinero y esconde el botín en un lugar seguro. La fatalidad quiere que casualmente sea capturado y posteriormente conducido a la prisión con un variopinto grupo de personas que tienen muy variadas historias y capacidades. Obsesionado con fugarse y disfrutar del dinero, empezará a reclutar secuaces en la prisión mientras intenta ganarse la confianza del alcaide.

Después de una de las mejores presentaciones de personajes que recuerdo, la película se traslada a la cárcel para mostrarnos una atípica trama penitencial con mucha socarronería e intriga que denuncia con mucha retranca la corruptibilidad de las personas. El ambiente hipócrita de la prisión se convierte en un caldo de cultivo ideal para una amena trama en la que las intenciones de todos los personajes son turbias y nada es lo que parece ser.

ACTORES: La película orbita en torno a un magnífico Kirk Douglas que roba todas las escenas en las que aparece, componiendo a un personaje mentiroso, traidor, ruín y egoísta al que, inesperadamente, es imposible no querer. Su composición de un pícaro carismáticamente malvado es digna de admirar. Sabes que es un maldito farsante que no dudará en traicionarte, pero es imposible que no te caiga bien. Frente a él se encuentra un no menos bueno Henry Fonda, representando fantásticamente a un veterano alcaide que encarna la rectitud, el trato justo, el respeto a la ley y el rechazo a la arbitrariedad, pero que no puede evitar sentirse tentado por el botín escondido en el desierto. Alrededor de este estupendo duelo interpretativo, un más que correcto elenco de secundarios aprovecha el buen guión de la película y componen unos personajes muy logrados.

DIRECTOR: Mankiewicz realiza su única incursión en el western con una película muy atípica. La combinación de western, comedia y trama carcelaria es inusual y muy bien resuelta. La presentación inicial de los personajes es magnífica y la construcción de la cárcel desprende una fuerza inesperada. A partir de ahí, un humor agradable y ligeramente irreverente toma forma y la película se desliza agradablemente. A pesar de su abultado metraje, la película rueda a buen ritmo y no da sensación de pesadez en ningún momento. La media hora final -el desenlace- es una buena muestra de saber hacer, con mucha agilidad y unas dosis de mala leche admirable.

GUIÓN: La premisa del guión es simple, pero contiene multitud de trampas, quiebros y giros en su desarrollo. Con ello se consigue una inesperada sensación de frescura -intensificada por la calidad de sus actores- y una gran imprevisibilidad. Es muy difícil poder predecir por dónde va a salir el tiro en cada momento, especialmente en su última media hora, marrulleramente confusa y movida. Aparte de su abundante humor fresco y  mordaz, desarrolla muy bien a sus personajes, todos tienen un carácter bien diferenciado sin perder una amoralidad arrolladora. Además, mediante ágiles diálogos y escenas bien construidas, el guión consigue que todos y cada uno de los distintos personajes utilicen en algún momento sus habilidades de una manera útil y lógica dentro del film.

Película muy, muy entretenida. Esas peleas continuas que se muestran tan bien rodadas, ese argumento tan simple como eficaz, esas increibles actuaciones hacen de "El día de los tramposos" un western de indudable calidad. De esos con los que pasas dos horas amenas.

Nota: 8
Nota filmaffinity: 7.6

Me gustaría saber como los traductores pasan de “There was a crooked man”  (había un hombre corrupto) a “El día de los tramposos”, pero bueno, estas cosas pasan. ;)

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