sábado, 14 de enero de 2012

El testamento final (Sam Bourne)


Título: El testamento final
Autor: Sam Bourne
Título original: The Last Testament



“Jerusalén, año 2003. Un asombroso hallazgo arqueológico puede cambiar el rumbo de las negociaciones de paz entre Israel y Palestina.
Se trata de una tablilla de arcilla en la que está inscrito el testamento de Abraham y que dispone cómo ha de repartirse la Tierra Prometida. Una tablilla escondida por el arqueólogo israelí que descifró su contenido antes de ser asesinado. Ahora, su hijo y una intrépida mediadora de paz estadounidense deberán encontrarla para dar una solución definitiva a uno de los conflictos más persistentes de nuestro tiempo. Pero no son los únicos que la buscan…”

La protagonista absoluta del libro es Maggie Costello, en su momento la mejor mediadora de paz de EEUU. Se retiró debido a un enorme error cometido en una guerra en el Congo que causó el fin de la tregua y una escalada de violencia sin precedentes. Amargada por los remordimientos, intenta vivir una vida “normal”, pero es reclutada a la fuerza para colaborar en la que parece la mejor oportunidad de conseguir la paz entre palestinos e israelíes. Rápidamente, empieza a investigar la muerte del arqueólogo, encontrando unos datos que no debería haber encontrado, con lo que deberá empezar una carrera por su vida.

Después de tanto boom con libros de códigos secretos, conspiraciones religiosas y demás, viene bien encontrar un buen libro de misterio sin cosas raras. Juegos de espías, algún que otro secreto militar, intrigas políticas por aquí y por allá y unos toques de acción aderezan un libro agradable de leer. Alejado de influecias danbrownianas, Bourne nos deja una obra de espías de corte clásico ambientada en un lugar no demasiado trillado por los thrillers: el conflicto Israel-Palestina.

El libro es lo que se suele llamar un thriller de oficio. Sigue todas las reglas de la intriga correctamente, contiene una cantidad de giros argumentales suficientes cómo para mantener el interés y mantiene un buen ritmo para hacer que su lectura sea entretenida.  No se molesta en caracterizar a los personajes -son más “trabajos” o “cargos” que personas-, pero tampoco es algo estrictamente necesario en una obra de estas características. Su lectura es muy rápida y amena (a pesar de sus 500 páginas), la trama está correctamente trazada y el ritmo no decae en ningún momento.

Me ha hecho especial gracia el hecho de que, al hablar de los presidentes (EEUU, Israel, etc.), en ningún momento dice su nombre, pero siguiendo las descripciones, puedes entender claramente de quién se está hablando en cada momento.

Sin ser nada del otro mundo, es una novela de espías muy correcta y entretenida para leer como pasatiempo.

Nota: 6

Como cosa curiosa: Cuando lo estaba leyendo, era obvio que la historia se estaba acabando -apenas quedaba ya tela que cortar- pero yo estaba extrañado ya que aún parecían quedar unas cincuenta páginas. Efectivamente, la novela se acabó y entre agradecimientos, notas del autor, mapas y publicidad, los editores le añaden unas cuarenta páginas que me tuvieron muy despistado -y, al no prever que no me leería esas páginas, me dejaron sin libro de repuesto!-. 

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