domingo, 6 de febrero de 2011

La boda de Rachel

A veces te llevas pequeñas sorpresas agradables. Al empezar la peli yo sólo sabía que era “la boda de Rachel” y estaba Anne Hathaway, así que esperaba una comedia romántica tontuna y poco más. Ningún parecido con la realidad.





Rachel va a vivir el momento más importante de su vida: se va a casar. No obstante, una cierta amenaza se cierne sobre la familia. Kym, la atolondrada hermana pequeña, vuelve del psiquiátrico para la boda. Kym, exalcoholica, exdrogadicta, exanoréxica y mentalmente inestable, además de ser responsable de la muerte de uno de los hermanos; vuelve a casa. Toda la familia la recibe con una mezcla de amor y temor. Su fuerte personalidad provocará que todas las rencillas latentes que había en la familia estallen, haciendo peligrar la integridad de la boda.

ACTORES: Aquí hay que destacar el papelón de Hathaway, que sorprende con un registro totalmente diferente del que estamos acostumbrados. Kym es un personaje egocéntrico, pero tierno. Sabe que algo no funciona bien en su cabeza y intenta arreglarlo, pero se encuentra que no está tan bien, y el hecho de que su familia la considere una loca le influye en todo lo que hace. Ante este panorama, Hathaway consigue lo que menos esperaba, que el personaje resulte profundo y realista. Se llevó una nominación al Óscar muy merecida. El resto del trabajo actoral no se queda muy atrás, con gran corrección, todos los personajes de la familia están muy trabajados y sorprendentemente verosímiles, en especial el de la propia Rachel (Rosemarie Dewitt), que resulta un contrapunto perfecto para Hathaway, intentando tirar la boda hacia adelante a pesar de tener sus traumas provocados por la loca de su hermana. Por momentos, un bonito duelo interpretativo.

GUIÓN: Si bién el trabajo actoral es magnífico, el guión no es tan sobresaliente. La historia de la reunión familiar obligada que hace estallar todos los traumas reprimidos no es novedosa (Ejemplos mejores en: Affliction, A casa por vacaciones o Reencuentro). El tratamiento de la historia es formal y correcto, no se le pueden poner pegas, pero no tiene tampoco nada excepcionalmente destacable; un drama familiar crudo y dur. Es una historia que ya has visto otras veces, bien contada y que el trabajo actoral hace que sobresalga del resto. Con un interesante tratamiento del sentido de la culpa, el perdón y el derecho (o no) de expiación que puede tener alguien al cometer un error.
El giro de tuerca que intenta la película es el intentar hacer la historia lo más real posible, tanto en las relaciones entre personajes, como en la propia celebración de la boda. Esto provoca un ritmo incómodo, con excesos musicales y escenas sorprendentemente largas. Podría haberse hecho insoportable, pero el guión está bien trabajado y no se hace desagradable. No obstante, el hecho de estar contando dos historias paralelas (la discusión interna familiar y el hecho intrínseco de la boda) no acaba de encajar del todo y se echaría en falta un poco más de empaque al juntar todo.

DIRECTOR: La película está dirigida por Jonathan Demme, antaño famoso por dirigir “Philadelphia”, no ha hecho gran cosa destacable desde entonces. Aquí se atreve con un drama psicológico con boda costumbrista incorporada. En la acrobacia cinemátográfica que propone el guión, el director decide hacerla más real rodando todo en cámara en mano (parece que todo el mundo lo hace últimamente), como si mas que una película estuvieras viendo el vídeo de la boda. A pesar de que el truco ya está visto, el resultado es normalmente agradable, aunque hay momentos un poco mareantes. Este intento de hiperrealismo que tiene provoca que haya escenas alargadas y otras truncadas de manera antinatural en una película; puede hacerse incómodo en algunos momentos, ya que el ritmo es bastante oscilante, con momentos tensos seguidos de minutos en que la película languidece sin apenas acontecimientos.
Otra característica propia de la dirección es que parece estar hecha al estilo “Dogma”, casi sin ensayos, con abundante música tocada “en la película”, a base de primeros planos y sin uso de más decorado que el imprescindible y una actuación casi improvisada para dar visos de verosimilitud. Normalmente se me hace muy incómodo ver estas películas, pero en este caso el resultado no es malo.

En resumen, una película bien tratada con un trabajo actoral magnífico y una historia dura que contar. No es una película fácil de ver y la arritmia con la que está rodada (deliberada), hace que se pueda hacer algo indigesta para estómagos poco acostumbrados al Dogma (aunque las hay peores). Toda una sorpresa de una actriz que creía totalmente encasillada.

Nota: 7
Nota FilmAffinity: 6.0

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